domingo, 5 de junio de 2011

Feminismo para dummies II

          En la primera parte hice una breve semblanza del feminismo, una vez hechas las pertinentes  aclaraciones respecto a aquello que caracteriza al movimiento feminista, quisiera explicar por qué algunas acusaciones vertidas comunmente contra el feminismo no están justificadas. Y voy a basarme en los comentarios que he podido leer en http://madrid.tomalaplaza.net/2011/06/03/comunicado-feminismo-agresiones-acampada/ al comunicado de la comisión de feminismo.

      - En primer lugar, se emplean para atacar al feminismo algunas decisiones que son motivo de debate dentro mismo del movimiento. No todos los feministas (véase mi propio ejemplo) defienden el uso de lenguaje inclusivo en cualquier circunstancia e independientemente de la corrección lingüística, no todos los feministas defienden medidas de discriminación positiva tales como cuotas mínimas de mujeres en listas electorales u organismos públicos. Así, deberían ser las medidas concretas las que recibieran las críticas, no el conjunto del movimiento.

      - En segundo lugar, se da una especie de falacia por asociación deduciendo del ansia de igualdad del feminismo un deseo de identificación entre varones y mujeres. Este tipo de falacia suele comenzar con la muletilla "¿No queríais igualdad? Pues...", y consiste en deducir falsamente que dado que el feminismo aspira a que varones y mujeres tengan los mismos derechos y deberes, entonces aboga porque las mujeres hagan lo mismo que los varones y de la misma forma, lo cual es un non sequitur.

      - En tercer lugar, se acusa al feminismo de fomentar lo que se percibe como injusticias o discriminaciones que perjudican a los varones (leyes de custodia de los hijos), cuando dichas injusticias son fruto del machismo. Durante mucho tiempo los varones percibieron que tener que ocuparse de los hijos, y especialmente en caso de separación, era una desventaja, o en cualquier caso algo que correspondía esencialmente a las mujeres. Que esta valoración haya cambiado no significa que el feminismo sea responsable de que los varones, por nuestro machismo de antaño, hayamos cavado nuestra propia tumba como padres. Otra cosa es que algunas mujeres (no el movimiento feminista) luchen por conservar eso que tal vez sea un privilegio al que que no sé si se oponen suficientemente los varones (porque yo sigo viendo varones separados que están encantados de no ocuparse a diario de sus hijos).

      - En cuarto y último lugar, se emplea otra falacia, de pendiente resbaladiza, para criticar el hecho de que no se considere agresión sexual tan solo a las violaciones, sino también a vejaciones o invasiones de la intimidad. Hay dos comentarios en la página mencionada más arriba que no llegan ni a falacia pero que van en ese sentido, acusando a las feministas de exagerar al hablar de agresiones sexuales: "al final será que visteis a alguien diciéndole 'vaya tetas' a alguien en algún sitio" o "que un borracho te toque el culo es una gilipollez". Bien, decir que todas las personas son iguales no significa que un negro no tenga un color de piel distinto del de un blanco, significa que esa diferencia es irrelevante para aquello que define a las personas, su dignidad. De la misma forma, decir que varones y mujeres somos iguales no significa que seamos físicamente idénticos, y es un hecho que la gran mayoría de los varones podría físicamente pegarle una paliza o violar a la gran mayoría de las mujeres, mientras que solo una minoría de mujeres podría físicamente hacer lo mismo con una minoría de varones. Imaginémonos ahora que somos varones más bien enclenques y que nos toca el culo un varón fornido, con el cual no querríamos intimar en absoluto, susurrándonos una procacidad. Garantizo que la sensación sería de total indefensión y de haberse sentido agredido. Y esto no implica que un piropo sea una agresión sexual, tan solo que según las circunstancias podría llegar a serlo. No es cuestión de todo o nada, sino que se trata de una cuestión sensible a los matices y al contexto. Si un desconocido me dice por la calle "eres un cabrón hijo de puta" sin duda será considerado como una agresión verbal, mientras que si me lo dice un amigo mostrándome sana envidia por algún éxito que he obtenido se considerará todo lo contrario. Lo que convierte algo en una agresión (puede ser tan leve como un insulto) es la falta de consentimiento, de confianza, esa es la clave, porque el poder físico del varón sobre la mujer deja a esta indefensa, más allá de la manifestación de su rechazo, frente a las vejaciones y los tocamientos no consentidos.

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