viernes, 11 de noviembre de 2011

El 15M y los discursos para lelos

          Hay un lugar común que se ha empleado y se emplea contra el 15M desde medios de la derecha, que paradójicamente también se oye dentro del propio movimiento, a saber: los que dicen ser ni de izquierdas ni de derechas en realidad son fascistas. A esta conclusión se llega mediante una brillante argumentación: los nacionalsocialistas alemanes, los fascistas italianos y los falangistas españoles se definían como ni de izquierdas ni de derechas, el 15M se define como ni de izquierdas ni de derechas, luego el 15M es nacionalsocialista, fascista o falangista. En todo este batiburrillo hay al menos dos errores. El primero es creer que aquellos que defienden que el 15M es a-ideológico (no a-político, por cierto) no tienen ideología, pero no es así, no es que no seamos de izquierdas o derechas, lo somos, pero el movimiento no, aparcamos nuestra ideología en aras de un bien común. El segundo error consiste en la comparación entre el a-posicionismo del 15M y el tercerposicionismo de los fascistas. El 15M no se autodefine como una nueva ideología que ocupa una tercera posición al margen de derechas e izquierdas como hace el fascismo, sino como un movimiento no ideológico: con ideas, sí, pero sin doctrina, con programa, sí, pero sin partido.
          Así, esa cantinela de Intereconomía y Telemadrid, La Razón y ABC, Esperanza Aguirre y Durán y Lleida no solo se refiere a una realidad que no existe, un movimiento que querría usurpar el poder por medio de la acción directa y la intimidación, sino que además confunde poseer una ideología que niega otras, con construir un discurso libre de prejuicios doctrinarios. Y si esto es así, ¿por qué querría nadie recurrir dentro del 15M a este tópico, que conduciría a la conclusión de que el 15M es un movimiento fascistoide? Porque hay algún sector dentro del 15M, este sí, por lo que parece, con alguna veleidad totalitaria, que no quiere desprestigiar el movimiento 15M en su conjunto, pero sí excluir del movimiento a aquel sector, mayoritario me atrevo a decir, que no está dispuesto a renunciar al 15M como un proyecto político pero a-ideológico, radical pero inclusivo. En fin, lo que quiere dicho sector es definir al 15M como movimiento de izquierdas (de cierta izquierda) para poder adueñarse de él. Hay personas que siguen sin entender el 15M, incluso dentro, y en realidad porque no quieren entenderlo, porque no les interesa la lucha del 15M sino la suya propia, y lo que quieren es el empuje, la fuerza, el respaldo y el reconocimiento que sí ha obtenido el 15M pero que nunca obtuvo su lucha particular. Bueno, pues ya que nos gustan las comparaciones, juguemos un poco a los discursos paralelos.

          Y, por último, el Estado liberal vino a depararnos la esclavitud económica, porque a los obreros, con trágico sarcasmo, se les decía: "Sois libres de trabajar lo que queráis; nadie puede compeleros a que aceptéis unas u otras condiciones; ahora bien: como nosotros somos los ricos, os ofrecemos las condiciones que nos parecen; vosotros, ciudadanos libres, si no queréis, no estáis obligados a aceptarlas; pero vosotros, ciudadanos pobres, si no aceptáis las condiciones que nosotros os impongamos, moriréis de hambre, rodeados de la máxima dignidad liberal". Vaya, aquellos del 15M tan críticos con las medidas inclusivas, con la indefinición hacia la izquierda, probablemente firmarían este párrafo. Pero el caso es que esto no lo dijeron ni Marx, ni el Che, ni Rosa Luxemburgo, ni Antonio Gramsci. Lo dijo José Antonio Primo de Rivera  en el discurso fundacional de la Falange. También defendió, en efecto, que no era de izquierdas ni de derechas (véase más arriba, no obstante, la diferencia entre el tercerposicionismo y la posición 0 del 15M) pero, ¿por qué esa idea sería constitutivamente totalitarista y en cambio las ideas plasmadas en el párrafo anterior, que tan bien encajarían (aparentemente) con cierto discurso de izquierdas, no?

          Así resulta que cuando nosotros, los hombres de nuestra generación, abrimos los ojos, nos encontramos con un mundo en ruina moral, un mundo escindido en toda suerte de diferencias; y por lo que nos toca de cerca, nos encontramos en una España en ruina moral, una España dividida por todos los odios y por todas las pugnas. ¿Y esto? Encaja perfectamente con el buenismo de los que se consideran inventores de la democracia, restañadores de las heridas, próceres de la Transición solo por el hecho de que vivieron ese momento histórico aun cuando fueran meros comparsas estupefactos de dicho periodo. ¿No podrían salir estas palabras de los tertulianos de "El gato al agua" o "Alto y claro", indignados por la degeneración de España y de los perroflautas de Sol? Podrían, pero de hecho salen también del discurso fundacional de la Falange.

          Así, si quisiéramos salir al paso de esas acusaciones de totalitarismo que se nos hace al 15M, precisamente por un exceso de celo en nuestro antitotalitarismo, bastaría con sacar a su vez estas comparaciones y restregárselas a los acusadores habituales. En fin, jugar a las comparaciones y establecer una sencilla falacia de asociación es algo al alcance de cualquiera. Parece ser que entender un movimiento como el 15M, libre de ideología barata, cuando uno tiene las anteojeras de las peores ideologías, es en cambio misión imposible. Pues basta ya, el 15M, con todas sus diferentes sensibilidades, reclama más democracia, y hace falta ser cínico para acusar de totalitarista a quien plantea esta demanda. Pero lo bueno de la realidad es que los hechos son tozudos, y aunque haya quien luche por hacer del 15M un proyecto propio o por desprestigiarlo, el caso es que el movimiento, todavía hoy, seis meses después, es efectivamente plural y transversal. Por citar un ejemplo concreto y muy palpable: una cara conocida del 15M como es Alberto Garzón encabeza la candidatura de IU por Málaga, y otra cara conocida como es Irene Lozano es 4ª en la lista al Congreso por Madrid de UPyD (y hay quincemayistas incluso en los partidos que forman parte del bipartito desnostado por el movimiento).
          Quienes debatimos habitualmente en esa asamblea horizontal, plural y multitudinaria que es twitter, vemos a diario hasta qué punto en el 15M hay de todo, y que no son más representativos del 15M aquellos que más se afanan en sacar continuamente el tarro de las esencias y purgar el movimiento de presuntos infiltrados y oportunistas (recordaré que algunos de estos zarandearon a Cayo Lara por participar en la detención de un desahucio, una práctica que él ya había llevado a cabo varias veces antes de que el 15M hiciera de ello uno de sus caballos de batalla).
          Resistámonos a las presiones externas. Desde el principio han querido ponernos una etiqueta. Pues no tenemos ni la queremos, nuestra única etiqueta es 15M precisamente porque es informe: señala un momento, un sentimiento, una fecha.  Señala nuestro despertar, nuestra metamorfosis, nuestro nacimiento. ¿Quienes somos? Ciudadanos preocupados por la descomposición de la sociedad de la que formamos parte, nada más y nada menos, y que hace seis meses, el 15 de Mayo de 2011, supimos que éramos muchos más de lo que creíamos.

martes, 8 de noviembre de 2011

El voto "útil" inútil

          Hoy un antiguo alumno mío me puso en el siguiente aprieto a través de facebook (lo reproduzco aquí con su permiso, por supuesto, y tal cual me llegó el texto):

          "profe profe!!! jaja perdona que te moleste Javier pero no sabía a quien preguntárselo pero es que no sé muy bien qué diferencia hay entre el voto en blanco y no votar, creo por lo que he leído que si votas en blanco beneficias a los partidos mayoritarios y si no votas va a todos por igual. Mi dilema (y esto me recuerda a aquellas clases de filosofía jeje) es que no votar no es la solución, pero tampoco se merece mi voto el PSOE o el PP y votar a un partido minoritario como UPyD que fue al que voté en las autonómicas es tirar también el voto porque nunca ganará o eso creo. ¿qué me recomiendas? Muchas gracias y perdón de nuevo por las molestias"

          Antes de reproducir mi respuesta (también tal cual la envié), quisiera aclarar que jamás hablo de partidos políticos en clase, pues mi misión es por un lado enseñar a pensar para que mis alumnos puedan juzgar y obrar por sí mismos basándose en razones, y por otro transmitir ciertos valores dado que enseño ética y filosofía política, pero en ningún caso adoctrinar. Y si contesté a esta duda es tan solo porque se trata ya de un ex-alumno (ningún alumno que no sea "ex" tendría acceso a mi facebook, a mi twitter o a mi blog), o sea un adulto que me pide consejo porque confía en mí (cosa que, como antiguo profesor suyo, me hace muy feliz). Esta es la respuesta que le envié, que he decidido reproducir aquí por si alguien estuviera en la misma tesitura que este antiguo alumno mío y pudiera serle de utilidad:

          "Buenas, yo no puedo recomendarte a quién votar, eso es algo muy íntimo que tiene que ver con los principios de cada uno y con la confianza que te merezcan los candidatos. Sí te puedo aclarar un par de cosas, pero con un poco de calma, así que iré por partes.

           Hay cuatro formas posibles de participar en las elecciones (aunque la segunda es una no-participación): votar en blanco, abstenerse, hacer un voto nulo y emitir un voto válido por una candidatura concreta.

           El voto en blanco es un voto legítimo de protesta, consiste en meter un sobre vacío en la urna y expresa tu descontento con los partidos políticos existentes pero no con el sistema democrático. Se dice que perjudica a los partidos minoritarios porque cuenta para el porcentaje total de votos útiles, y es a partir de este porcentaje que se calcula el número de votos necesarios para que un partido obtenga un escaño. Así, si en total hay más votos, cada partido necesita también más votos para obtener representación. Esto no es un problema para los grandes partidos, que siempre tienen votos suficientes y sí lo es para los partidos pequeños. Por eso votar en blanco al final perjudica a los pequeños partidos, que necesitan sumar más votos para obtener representación si hay muchos votos (y a esa suma contribuyen los votos en blanco).

           Respecto a la abstención, las motivaciones que parece haber detrás de ella son o bien pasotismo y pereza, o bien una oposición frontal al sistema (el anarquismo tradicionalmente ha reivindicado la abstención). Si no es tu caso, la abstención no sería una opción.

          Voto nulo es un voto que no tiene validez por no atenerse a las normas, y como no es un voto válido (a diferencia del voto en blanco) entonces no cuenta para el porcentaje total de votos y por ello esta opción no perjudica a los partidos minoritarios. Voto nulo es aquel en que el contenido del sobre no es una de las listas electorales admitidas, o si lo es, entonces ésta ha sido alterada (se ha tachado un nombre o se ha escrito algo), o se ha metido en el sobre más de una lista. El problema del voto nulo es que es difícil distinguir quién lo ha empleado como un voto de protesta con respecto a las opciones políticas existentes y quién sencillamente se ha equivocado al votar. Por ello quien ejerce el voto nulo "activo", como protesta, suele meter en el sobre una papeleta propia que expresa su protesta. Lo malo es que dicha protesta no trascenderá más allá de la mesa electoral que abra el sobre. Si ningún partido te representa y además no quieres que aumente el porcentaje de voto válido por si eso beneficiaría a los partidos mayoritarios, entonces probablemente un voto nulo a propósito sería tu opción.

           Y pasamos a la última opción: emitir un voto válido sobre una de las candidaturas. Lo primero es aclarar tus ideas. Pregúntate si hay un candidato o un partido o un programa electoral que te represente (no tiene por qué ser totalmente). Si, como parece, no quieres perjudicar a los partidos pequeños, tal vez es porque querrías que alguno de ellos tuviera más representación y en ese caso como les perjudicas es no votándoles, porque lo que de verdad les ayudaría sería tu voto.

           Respecto a las elecciones hay un chip mental que debes cambiar, eso de que votar a alguien que "nunca ganará" es tirar el voto. Tirar el voto sería votar a alguien que no te representa solo porque va a ganar, ¿no? Tú eres del Atleti, ¿deberías ser del Barça o del Madrid porque van a ganar? Los políticos no nos representan solo en el gobierno, sino también en la oposición. Pregúntate: ¿quién defenderá mejor mis intereses o mis ideales, gobierne o no? Si la respuesta es "ninguno", abstente, vota nulo o vota en blanco. Si la respuesta es "X" mi consejo sería que votes por "X". La expresión "voto útil" es la que usan los partidos mayoritarios para convencernos de que las elecciones no tienen que ver con elegir a tus representantes, sino con acertar, como en un sorteo, quién será el partido vencedor. Pero para mí, votar por un partido que no te representa y en el que no confías, solo porque tiene más posibilidades de ganar, eso sí que es tirar el voto. Ahora, lo importante es votar en conciencia por motivos propios, si que tu voto sea "útil" en el sentido tradicional es tu motivo y te satisface, nadie somos quien para cambiar el sentido de tu voto.

          Respecto a UPyD te puedo informar porque coincide que mi hermano es el nº 1 por Murcia y aspirante a diputado. En las autonómicas no tiraste tu voto, fue un voto que contribuyó a un gran éxito: un partido que no tenía representantes en la Asamblea y en el Ayuntamiento, ahora los tiene, y defiende su programa haciendo oposición a los gobiernos de Esperanza Aguirre y Gallardón, desde unas ideas diferentes a las del PSOE e IU. Por ejemplo, renunciaron a la mayor parte de sus asesores y coches oficiales, y al renunciar a estos privilegios obligaron a que lo hicieran los demás. ¿No hace eso útil el voto que emitiste, no ha mejorado las cosas un poquito? Los partidos en la oposición también pueden proponer cosas, y en ocasiones son votadas a favor por el resto de grupos y prosperan dichas propuestas. Tener un representante en el Congreso, el Senado, la Asamblea o el Ayuntamiento es participar del gobierno del país, la región o la ciudad, aunque sea desde la oposición. Y con esto no quiero decirte que votes a UPyD, sino que si no les votas, acudas a otras razones, no a la del voto "útil". No les votes porque no te guste Rosa Díez como representante, porque te guste más otro partido, porque no estés de acuerdo con la mayor parte de su programa. Pero no porque no vayan a ganar, como se pierde seguro es votando a quien no quieres, solo porque puede ganar.


P.S. Soy consciente de que esta entrada no está muy bien redactada, pero he preferido salvoguardar la "frescura" del auténtico intercambio de mensajes que tuvimos mi antiguo alumno y yo a través de facebook.

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