sábado, 22 de octubre de 2016

Contra las reválid... perdón, "evaluaciones finales"

          Ya escribí sobre este tema en la entrada "Un test para gobernarlos a todos", pero ahí me centré en el formato de las futuras reválid... perdón "evaluaciones finales" y en algunos errores de bulto (como el despropósito de que los alumnos se examinen de Filosofía un año después de haber cursado la asignatura). Ante la huelga del próximo Miércoles 26 de Octubre de 2016 por la derogación de la LOMCE (para la cual también he ofrecido razones aquí) y la paralización de las reválid... perdón, "evaluaciones finales", querría criticar algunos aspectos más generales de las mismas.
          Empezando por mi consabido quintacolumnismo debo decir que, tal y como me recordaba una compañera profesora, elegir este día 26 no es muy adecuado, habría que esperar a que hubiera un gobierno que pudiera derogar la ley para demandar su derogación (parece obvio, ¿no?), así que yo haré la huelga pero ella por ejemplo no, y lo entiendo, a mí también me dan repelús las huelgas que son mero exhibicionismo ideológico. También, aunque coincidiendo con la mayor parte de las razones contra las reválid... perdón, "evaluaciones finales", no me gusta el argumentario made in Sindicato de Estudiantes: lo de "reválidas franquistas" es una reductio ad Hitlerum, esa falacia híbrida de argumentum ad passiones y ad hominem (así mismo podríamos hablar de las "regresivas viviendas de protección oficial franquistas" pues fue el Instituto Nacional de la Vivienda de Franco el que construyó las primeras).
          Así mismo, he de decir que tampoco soy un firme objetor a la existencia de evaluaciones externas (más bien lo contrario) en Educación, pero si algunos defienden la derogación de la LOMCE con argumentos bastante pobres, no hablemos ya de los argumentos de quienes están defendiendo la implantación de estas reválida... "evaluaciones finales". Se ha oído por ejemplo la sandez de que las actuales Pruebas de Acceso a la Universidad no funcionan como evaluación porque más del 90% de los alumnos las aprueba. Y esto es una sandez porque solo se presentan a ella quienes han aprobado el Bachillerato (que no son todos los alumnos), por lo que es lógico que los que las hacen aprueben, y porque además su función es la de ordenar a los solicitantes de una carrera universitaria según su calificación y no darles título alguno.
          Hay argumentos razonables que podrían justificar la existencia de unas evaluaciones finales al acabar la ESO o el Bachillerato, todos ellos basados en la equidad. Por ejemplo para que no contara tanto el centro en el que uno estudia, pues podría ser que uno inflara más las calificaciones que otro y así se homogeneizarían criterios, y se verían sometidos los centros privados a un control público de calidad. También, para que esas diferencias no se dieran entre las distintas regiones del país, disminuyendo la influencia de eso que llamó Rawls la lotería natural y social. Pero estas revál... perdón, "evaluaciones finales" no cumplen los requisitos mínimos para que esto sea así. Sin ir más lejos las distintas regiones del país podrán diseñar su propio examen (pero al final de Bachillerato este contará como examen de acceso a la universidad, a cualquier universidad del país, pudiendo existir un agravio comparativo entre Comunidades Autónomas según la complejidad de cada examen). Lo único valioso del examen que planteaba la LOMCE era que se trataría del mismo examen a nivel estatal y eso es lo único en lo que se ha dado marcha atrás (el poder inamovible en España no es el del IBEX35, es el de las CCAA). Que las PAU fueran distintas según la Comunidad Autónoma habiendo un distrito universitario único era un despropósito, pero las futuras revál... mira que le den, "reválidas" (ya nos entendemos todos) no resuelven este problema, lo empeoran.
          Uno puede pensar también que se han rebajado muchos los estándares para obtener el título de graduado en la ESO. Es posible. A día de hoy cabe la posibilidad de que un alumno obtenga el título hasta con tres asignaturas suspensas (con la nueva ley en la mano, al menos en la Comunidad de Madrid, con incluso más). ¿Es la reválida de la ESO la solución a ese problema? Lo dudo, y aquí me veo obligado a hacer una pequeña disgresión sobre lo que supone estudiar y enseñar en secundaria.
          Existe un mundo que la mayor parte de las personas no conoce, o solo conoce por los periódicos. Directamente solo acceden a ese mundo quienes viven en él o los trabajadores de los servicios públicos (trabajadores sociales, policías, personal sanitario y profesores). En ese mundo hay niños que no ven a sus padres más que alguna hora del día, que en ocasiones duermen en la calle, que son maltratados, cuyos padres no es que no tengan libros en casa sino que no saben leer bien, o que ni tan siquiera saben hablar nuestro idioma, que no pueden pagar la luz, a los que les han cortado el agua, a los que han desahuciado y viven con unos familiares, u ocurre que uno los progenitores de estos niños está en la cárcel. Hay niños que tienen déficit de atención, trastorno hiperactivo, trastorno de la personalidad, que apenas comen, que apenas duermen, que pasan horas trabajando... El sistema público de educación debería ser un ascensor social para estos niños, y no lo es lo suficiente. No puedo entrar aquí en las razones de ese fracaso (que no es absoluto pero existe, los hijos de familias cuyos padres tienen un alto nivel educativo salvo contadísimas excepciones obtienen mejores resultados que los hijos de aquellas familias cuyos padres no tienen estudios, luego la escuela pública no consigue compensar completamente la desigualdad de partida), pero el caso es que ha de ser tenido en cuenta. Lo ideal sería homogeneizar objetivos, y de hecho no es rebajar el nivel como se tiende a creer lo que ayudaría al alumno con dificultades de partida, sino lo contrario, pues es eso lo que le daría la posibilidad de elevarse (entre otras muchas cosas, claro). Pero que existan criterios objetivos de evaluación (¿cómo podría ser de otra forma?) no implica que no puedan aplicarse atendiendo a las particularidades del alumno, esto es, adaptándolas a su mundo, y más concretamente a ese mundo que he dicho que la mayoría solo conoce por los periódicos (porque ese mundo no puede ni debe quedar fuera sin más, pues estoy hablando de la Educación Secundaria Obligatoria, no defendería lo mismo para Bachillerato). La pregunta es: ¿qué papel puede jugar el mundo del alumno en una evaluación externa? Ninguno. Por ello me parece injusto e indeseable que haya una reválida para obtener el título de graduado en la ESO. Por eso son injustos e indeseables los rankings de centros educativos según las calificaciones en pruebas externas. Yo he dado en clase en distintos centros, soy el mismo profesor, pero los resultados de mis alumnos son dispares no ya de centro a centro, sino de una generación a otra, sencillamente la materia prima no es la misma. ¿Tienen eso en cuenta las evaluaciones externas? No.
          Entiendo que estas consideraciones no han de importar para acceder al Bachillerato o a la Universidad: se requieren unos niveles mínimos, si el alumno no los tiene habrá de estudiar otra cosa. Pero entonces lo que necesitamos no son reválidas, son pruebas de acceso... vaya, ¡lo que ya había! ¿Se ha rebajado la exigencia en la ESO? Bueno, pues permitamos que accedan a Bachillerato solo aquellos alumnos que hayan aprobado todas las asignaturas. ¿Cuál es, por cierto, la alternativa a Bachillerato? La Formación Profesional. ¿Y qué sentido tiene hacer lo que ha llevado a cabo el Partido Popular de reducir las plazas en FP y subir los precios? La derecha defiende que hay muchos alumnos que hacen Bachillerato que no deberían, pero por otra parte les hace muy difícil que opten por otra cosa. Pura palabrería. En mi centro hay al menos cinco alumnos haciendo Bachillerato que sé que querían haber hecho un Grado Medio, que lo solicitaron, que estaban absolutamente convencidos (y yo sé que lo habrían hecho bien), era su vocación, pero no tuvieron plaza y están haciendo un Bachillerato que, salvo en un caso, creo que son incapaces de superar. Se pierde recursos, se pierde tiempo y sobretodo se van a la mierda cinco vocaciones. ¿La solución son las reválidas en la ESO? Ciertamente no. Insisto: si no queremos alumnos en Bachillerato que no hayan aprobado todas las asignaturas cambiemos los requisitos para su acceso, si no queremos alumnos en Bachillerato que no quieran cursarlo aumentemos las plazas de FP. La reválida es pura propaganda del tipo "cultura del esfuerzo" (eslogan simplón contra el que escribí aquí).
          He dicho al principio que estoy más bien a favor de las pruebas externas, sí, pero con carácter informativo, porque los profesores que enseñan en un determinado centro son los únicos que conocen en qué medida ese mundo escondido a la mayoría del que hablé más arriba incide en los resultados finales de sus alumnos. No es que quiera que evalúen a mis alumnos (salvo, insisto, para determinar cuáles de entre ellos merecen más acceder a una carrera que no puede ser accesible absolutamente a todos), sino que quiero ser evaluado yo, mi proceso de enseñanza, eso es lo que me parece útil de una evaluación externa, obtener, precisamente, un punto de vista fuera del propio.
          También, un buen examen externo puede ayudar a preparar mejor una asignatura. Pienso concretamente en el bien que le haría a la enseñanza de la filosofía de este país que el examen de una evaluación externa implicara realmente saber filosofar, fuera un auténtico comentario de texto o una disertación para los que habría que preparar a los alumnos. Cada vez que veo los exámenes de filosofía del Baccalauréat francés (que los alumnos tienen cuatro horas para realizar) creo que deberíamos ir pidiendo perdón por las esquinas los profesores de filosofía de España.
          Pero me estoy desviando de la cuestión, disculpadme, pues estoy hablando de cómo podría dotarse de sentido a unas evaluaciones finales de la ESO o Bachillerato, pero no es el caso. Las futuras reválidas son un sinsentido por lo dicho anteriormente pero también por otras razones que tienen que ver directamente con la configuración de la LOMCE entre las cuales la fundamental me parece que dejarían en el limbo a quienes las suspendieran en la ESO, sin posibilidad de acceder ni a Bachillerato ni a la Formación Profesional de Grado Medio. A eso le llamo yo combatir el fracaso escolar.
          Y todo esto por no hablar de que llevamos mes y medio de curso y aún no sabemos cómo serán los exámenes. Y quienes pretenden implantar estas reválidas son los que van por la vida de adalides de la seguridad jurídica. Ejem. Me sobran motivos para hacer huelga para pedir la derogación de la LOMCE y contra las reválid... perdón, "evaluaciones finales".       



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